
Antonio Porchia

13 de noviembre de 1885 Conflenti, Catanzaro, Italia - 9 de noviembre de 1968 Vicente López, Buenos Aires, Argentina
Escritor y poeta ítalo argentino, autor de breves poema recopilados en su libro "Voces" (1943).- El mal que no he hecho, ¡cuánto mal ha hecho!
- La razón de todos es un monstruo y la razón de uno... Es la razón de uno.
- A veces creo que el mal es todo y que el bien es sólo un bello deseo del mal.
- El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al hombre, como el mañana.
- Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
- El amor nace de dos amores y muere en uno.
- El mundo perdona tus defectos, no tus virtudes.
- El hombre, cuando es solamente lo que parece ser el hombre, casi no es nada.
- Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.
- Se puede no deber nada devolviendo la luz al sol.
- Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.
- Una flor en la mano muere, apagando una estrella.
- Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.
- Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.
- Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.
- Mi primer mundo lo hallé todo en mi escaso pan.
- Mi padre, al irse, regaló medio siglo a mi niñez.
- Las pequeñeces no son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo breve, lo muy breve.
- Sin esa tonta vanidad que es el mostrarnos y que es de todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada.
- La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.
- Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.
- Se me abre una puerta, entro y me hallo con cien puertas cerradas.
- No hallé como quien ser, en ninguno. Y me quedé, así: como ninguno.
- El mal de no creer es creer un poco.
- Sé que no tienes nada. Por ello te pido todo. Para que tengas todo.
- Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.
- Dios mío, casi no he creído nunca en ti, pero siempre te he amado.
- Si yo fuese como una roca y no como una nube, mi pensar, que es como el viento, me abandonaría.
- Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.
- Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
- Casi no he tocado el barro y soy de barro.
- Creo que son los males del alma, el alma. Porque el alma que se cura de sus males, muere.
- El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.
- Una cosa sana no respira.
- Sí, están equivocados, porque no saben. Y si supieran... Nada. Ni estarían equivocados.
- Todo es como los ríos, obra de las pendientes.
- Creo que nos habitamos unos a otros, pero no habitados. Porque no podríamos habitarnos unos a otros, habitados.
- Durmiendo sueño lo que despierto sueño. Y mi soñar es continuo.
- A veces estoy como en un infierno y no me lamento. No encuentro de qué lamentarme.
- A veces estoy como en un infierno y no me lamento. No encuentro de qué lamentarme.
- Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
- Y sin ese repetirse eternamente de todo, de sí mismo a sí mismo, a cada instante, todo duraría un instante. Hasta la misma eternidad duraría un instante.
- Sí, es entrando en todo como voy saliendo de todo.
- Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
- Cien hombres, juntos, son la centésima parte de un hombre.
- Y si no pudiera alejarme de mí, no podría acercarme a nadie, a nada. Ni a mí.
- Lo que dicen las palabras no dura. Duran las palabras. Porque las palabras son siempre las mismas y lo que dicen no es nunca lo mismo.
- Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
- Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.
- Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas y si amas al insecto que te muerde, amas.
- Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.
- Sabes tanto de mí y no me comprendes. Saber no es comprender. Podríamos saberlo todo y no comprender nada.
- A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.
- No me hables. Quiero estar contigo.
- Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.
- Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?
- Sí, esto está mal. Pero estuvo bien. Y ahora no comprendo cómo pudo estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede estar mal.
- Me dice que soy un ciego, lo que veo.
- Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.
- Dios le ha dado mucho al hombre; pero el hombre quisiera algo del hombre.
- La tierra tiene lo que tú levantas de la tierra. Nada más tiene.
- El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.
- Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente. ¿Y de qué me haría diferente?
- Para que tu tristeza muda no oyese mis palabras, te hablé bajito.
- Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.
- Eramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo. Uno de los dos faltaba.
- A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella.
- Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.
- Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.
- El dolor no nos sigue: camina adelante.
- En plena luz no somos ni una sombra.
- Mueren cien años en un instante, lo mismo que un instante en un instante.
- La confesión de uno humilla a todos.
- Sí, me apartaré. Prefiero lamentarme de tu ausencia que de ti.
- Quien dice la verdad, casi no dice nada.
- Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, todas las cosas. Eres el universo.
- Quien hace un paraíso de su pan, de su hambre hace un infierno.
- Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.
- Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.
- Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!
- Comencé mi comedia siendo yo su único actor y la termino siendo yo su único espectador.
- No ves el río de llanto porque le falta una lágrima tuya.
- Lleve cada uno su culpa y no habrá culpables.
- Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.
- El recuerdo es un poco de eternidad.
- Sí, ya he oído todo. Ahora sólo me falta callarme.
- Hallé lo más bello de las flores en las flores caídas.
- Saber morir cuesta la vida.
- Toda persona anónima es perfecta.
- Quien va de fuego en fuego, muere de frío.
- Del vivir conozco el vivir de nada, del morir, el morir de todo.
- La savia que alimenta la memoria del alma humana casi está seca. ¿Morirá la memoria del alma humana?
- La primavera del espíritu florece en invierno.
- Lo eterno es el producto de efímeras vidas.
- El corazón, cuando palpita por nada, palpita escondido.
- Uno es uno con otros; solo no es nadie.
- Aun pido enseñanza; pero ya no al hombre, sino a quien no recibe enseñanza del hombre.
- Miles de soles lejanos no disipan la noche.
- Si el hombre tuviese alas, bajaría más.
- Por lo que doy la vida, a veces no daría nada, pero siempre doy la vida.
- Sí, trataré de ser. Porque creo que es orgullo no ser.
- Te asusta el vacío, ¡y abres más los ojos!
- No tienes nada y me darías un mundo. Te debo un mundo.
- Herir al corazón es crearlo.
- Cuántos, cansados de mentir, se suicidan en cualquier verdad.
- La razón se pierde razonando.
- Nadie entiende que lo has dado todo. Debes dar más.
- Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.
- Una luz que alumbra muchos caminos, no alumbra un camino.
- El amor que no es todo dolor, no es todo amor.
- Cuando no puedes hacerme reír o llorar, sólo puedes cansarme.
- La pobreza ajena me basta para sentirme pobre; la mía no me basta.
- Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.
- ¿Por qué te pido tanto que me ayudes? Es que te estoy ayudando.
- Lo que hay fuera de mí es una imitación mal hecha de lo que hay dentro de mí.
- Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.
- Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
- Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
- Ha sido correcto conmigo todo el universo, menos el hombre, mi semejante.
- Iría al paraíso, pero con mi infierno; solo, no.
- Debieras extinguir tus ojos antes que se extinga el sol, para dejarlo encendido.
- Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos.
- Si crees que no me debes nada,nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.
- Cuando comienzan a vernos como esto, como aquello, comienzan a no vernos.
- Me sepulto en cualquier parte y moriré... Quién sabe dónde.
- Las cadenas que más nos encadenan son las cadenas que hemos roto.
- Con las palabras que no he dicho he desarmado mis armas.
- El corazón es un infinito de pesadísimas cadenas, encadenando puñaditos de aire.
- Un corazón grande se llena con poco.
- Porque crees que me has comprendido has dejado de comprenderme.
- Estoy tan poco en mí, que lo que hacen de mí, casi no me interesa.
- He llegado a un paso de todo. Y aquí me quedo, lejos de todo, un paso.
- La has llamado con los mejores nombres y aún no la quieres. Es que aun te falta llamarla con los peores nombres para quererla.
- Un alma santa no nace de un paraíso; nace de un infierno.
- No podrá esperarte más. Porque has llegado.
- Sí, son millones de estrellas. Y millones de estrellas son dos ojos que las miran.
- Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.
- Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.
- Si yo te diera la vida, ¿qué podría darte?
- Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.
- Creías que destruir lo que separa era unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo. Porque no hay nada sin lo que separa.
- Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.
- Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.
- Si no levantas los ojos,creerás que eres el punto más alto.
- Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.
- Las alturas guían, pero en las alturas.
- Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
- Voces (1943)
Fuente: Frases Y Pensamientos
Antonio Porchia
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